¡Feliz vuelta al cole!
Ya está aquí el otoño. Una vuelta a la normalidad llena de proyectos ilusionantes y, para los niños, una vuelta a las clases, a las rutinas y a la convivencia con los compañeros.
Si hay algo de la infancia que recordamos es los preparativos del material para el colegio. Las mochilas, los libros, el material para el deporte, los uniformes y el ¡estreno de zapatos!
Los niños son un colectivo frágil porque sus pies no es como el de un adulto en miniatura, sus estructuras no están aún formadas, los huesos no están cerrados y los tendones y ligamentos no tienen la fuerza de un adulto. Debemos cuidar el calzado de los más pequeños porque eso hará que desarrollen correctamente sus pies.
El calzado que usan para hacer deporte debe proteger el pie de roces y abrasiones, el efecto amortiguador es fundamental para reducir el esfuerzo de músculos y tendones, y cerciórate que la suela tenga un buen agarre a la superficie. El calzado debe ser ligero y flexible, adaptarse a la forma de cada pie, que se sujete bien, con nulo o mínimo tacón, y que permita el movimiento natural igual que si el pequeño fuera descalzo.
En cuanto a la natación, el gesto deportivo no causa problemas en los pies pero debemos evitar el agua encharcada de las piscinas para prevenir el contagio de hongos y verrugas. Asimismo, debemos proporcionarles un calzado antideslizante con una sujeción correcta del pie que les permita caminar aún teniendo el pie mojado. Los especialistas en podología infantil desaconsejan las chanclas o flip-flops.
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